Hay diferentes formas de considerar que la vida ha
terminado.
El sufrimiento puede ser grande cuando el dolor, los mareos,
las náuseas o la depresión nos avasallan.
Conflictos nunca resueltos, la
desesperanza, la soledad, la indignidad o simplemente, considerar que la vida
se ha terminado en un sentido biográfico aunque no lo haya hecho en sentido
biológico pueden ser argumentos más que suficientes para considerar que la vida llegó a su
fin.
Emma tiene 87 años, fue psicoanalista, se jacta de que los
mejores médicos de Buenos Aires le derivaban sus pacientes y me consulta
frecuentemente, aquejada de múltiples dolores. Algunos, resultado de una
secuela quirúrgica de esas “cirugías radicales” que se hacían hace años y que
en su caso, llevó parte de su cuello, sus ganglios, algunos nervios y también
su calidad de vida.
Dolores que parecen desaparecer o sentirse menos, cuando al
final de la consulta (ella toma el último turno, así la consulta se puede
extender) la invito a almorzar a alguno de los restós que están cerca del
consultorio.
Su marido, François, pasa medio año en Lyon y medio acá. Vivieron
unos años en Francia y Emma tiene nacionalidad francesa pero ya no lo
acompaña “Porque el amor se terminó hace tiempo y porque en Francia me aburro
mucho”.
Es bonita, tiene ese buen gusto de quienes siempre fueron de
clase alta. Lo dicen su peinado, su cuidado, su perfume francés, su ropa, sus anteojos y el fulard de gasa. Habla muy bien francés y aunque yo no lo sepa, gran parte de sus argumentos,
terminan en francés. Una forma más de sentirse viva y atractiva.
Un día le dije que los iba a invitar a ella y a François a
un restaurante francés en Victoria y luego me reprochó que nunca más hubiera
vuelto a hablar de la invitación. Le expliqué que no pocas veces, en mi
entusiasmo de biógrafo, resultado de una profesión a la que amo, “me voy de
boca” y que esos pegoteos, sobre-involucramientos, o como se los quiera llamar,
con los pacientes, terminan mal.
He ido a comer con muchos pacientes, he ido a sus cumpleaños de 80, he ido a sus casas, he hecho alguna excursión por la ciudad con alguno de ellos, hemos compartido libros.
Cuando, algunas veces, las cosas terminaron mal y tanto la
amistad como la relación se rompieron en esos días en los que se esperaba que
uno estuviera y no estuvo, me he preguntado si no sería mejor comportarme como un
médico canadiense. Los pacientes son pacientes y no se puede entablar ningún
tipo de relación que desborde la relación médico-paciente.
Inmediatamente me respondo que no soy canadiense, ni suizo,
ni inglés, ni australiano… aparte, me fue muy bien en mi vida médica manejando
como manejo la relación médico-paciente. Me siento feliz y siento que hago
felices a los pacientes que me eligen y claro está, que elijo.
Acaso, hombres y mujeres que se amaron y
se prometieron amor eterno ¿No terminan en tribunales tironeando por hijos y
patrimonio como hienas por la carroña? Hermanos que decían amarse y pensaron
que nada podría romper su amor fraterno ¿No se arrancaron los ojos por
herencias aunque fueran mínimas? Después de todo, si Caín mató a Abel, porque
no habría de pelearse conmigo un paciente insatisfecho.
Emma algunas veces me reprocha que no escuche sus síntomas,
sus dolores de todo el cuerpo, sus mareos, sus contracturas. Afectada por una enfermedad
de ambos ojos, casi no ve. Sin embargo, se las arregla para caminar enhiesta y
no logro convencerla de que el bastón no es un adorno, de que lo tiene que
apoyar para que cumpla su función preventiva.
Los mareos, dolores y contracturas desaparecen cuando discutimos
animadamente en el consultorio sobre nuestras histerias y nos desautorizamos
mutuamente. O cuando se queda pensativa y reflexiva, escuchándome cuando le leo
en voz alta Lenguas sueltas, un
cautivante y estremecedor texto de Hanif Kureishi, que habla precisamente de
las palabras posibles y de las imposibles(1).
Sé que sobre Emma se cierne un peligro que,
epidemiológicamente hablando, tiene una alta probabilidad de ocurrencia: la pérdida de la autonomía.
¿Qué pasaría si esa pérdida de la autonomía se presentara
una noche en forma de una caída en su departamento con una fractura o un
traumatismo de cráneo, mientras Françoise estuviera en Lyon?
Si François estuviera acá, sería casi lo mismo, porque él
en Argentina es como un niño llevado de la mano por Emma. Nunca se adaptó, es
un francés perdido en Buenos Aires, por sus circunstancias y por Emma.
Emma no tiene grandes recursos económicos. Tampoco sociales.
Sobre el escritorio, le tiro brutalmente mis diagnósticos:
-Usted es una anciana sola, sin red social, cuya calidad de
vida se ha deteriorado en forma significativa en los últimos tres años,
básicamente por la progresiva pérdida de su autonomía. Y, como suele ocurrir,
inexorablemente cada día será un poco
peor.
- ¿Y usted qué quiere que haga?
-Tome lo poco que tiene, venda su departamento y váyase a un
geriátrico.
- Antes prefiero morirme. Máteme doctor.
-No puedo hacerlo porque en la Argentina es ilegal. Lo haría
con mucha convicción y nada de culpa, pero iría preso.
Y le hablo de mi proyecto Exit, al que ahora, probablemente le cambie el nombre por Uscita, el mismo nombre de Exit (salida),
pero en italiano, porque ushita (así
se pronuncia) me resulta más estético.
Exit, así di en llamar a una imaginaria organización no
gubernamental que luchará por legalizar en nuestro país y luego en otros, la
eutanasia pasiva o activa y el suicidio asistido. El nombre, no original viene
de una sociedad de eutanasia, creada por Arthur Koestler, escritor, periodista
y filósofo húngaro, que el 1° de marzo de 1983 junto a su mujer Cynthia
Jeffries, fue encontrado por su mucama, Amelia Marino, en el barrio de Chelsea,
en Londres, junto a una nota en la que le ordenaba llamar a la policía(2).
Junto a él, había una carta en la que explicaba que el
propósito de la misma “es dejar
inequívocamente en claro que intento suicidarme tomando una sobredosis de
drogas sin el conocimiento ni la ayuda de ninguna otra persona. La droga ha
sido legalmente prescrita y acumulada durante un considerable período de tiempo”.
Explicaba su acto de intento de renuncia voluntaria a la
vida diciendo que:
“Mis razones para
decidir poner fin a mi vida son simples e irresistibles: Enfermedad de
Parkinson y una lenta variedad de leucemia. He mantenido esta última en
secreto, inclusive para mis más íntimos amigos para ahorrarles la angustia.
Luego de un lento declinar físico en los últimos años, el proceso ha ahora alcanzado
un estado agudo que sumó complicaciones que han hecho recomendable buscar la
auto-liberación ahora, antes de que sea incapaz de tomar las medidas
necesarias.”
Embellecía filosóficamente su suicidio diciendo:
“Tratar de suicidarse
es una apuesta cuyo resultado será sabido por el apostador solo si falla en el
intento, pero no si tiene éxito. Si fallo en este intento y sobrevivo en un
estado de deterioro físico o mental en el cual no podré más controlar lo que se
hace sobre mí, o comunicar mis deseos, pido por la presente que se me permita
morir en mi hogar y no ser resucitado o mantenido vivo por medios artificiales.
Koestler es el autor de El Yogui y el Comisario un breve y
admirable ensayo en el que propone un continuo de filosofías para lograr “el paraíso
en la tierra”. Filosofías que van desde el Comisario, en el extremo científico
y materialista del espectro hasta el Yogui, en el extremo espiritual y
metafísico(3).
El Comisario busca cambiar la sociedad utilizando cualquier
recurso necesario, mientras que el Yogui busca cambiarlo con énfasis en la
pureza intelectual más que en sus resultados como objetivo. Una especie de “el
fin justifica los medios” desde el lado del Comisario y “los medios justifican
el fin” desde el lado del Yogui.
Como la nota había sido escrita en junio de 1982, meses
antes de su suicidio. Al final, había otro escrito:
“Dado que lo anterior
fue escrito en junio de 1982, mi mujer decidió que luego de treinta y cuatro
años de trabajar juntos, ella no podría enfrentar la vida luego de mi muerte”.
Y más abajo aparecía el adiós de Cynthia que tenía 55 años,
22 menos que Arthur cuando decidió partir junto con él:
“Temo a la muerte y al
acto de morir que nos aguarda. Me habría gustado terminar mi tarea de trabajar
para Arthur. Una historia que comenzó cuando nuestros caminos se cruzaron en
1949. De todas maneras, no puedo vivir sin Arthur, a pesar de ciertos recursos
internos.
Nunca me atrajo la
idea del doble suicidio, pero ahora la incurable enfermedad de Arthur, llegó a
un estadio en que no hay nada más que hacer(4,5).
Las directivas
anticipadas son una serie de disposiciones mediante las cuales uno imparte órdenes
sobre qué debe hacerse y qué no hacerse, en caso de perder la autonomía y
enfrentar una enfermedad grave. Estas decisiones incluyen por ejemplo, no ser
asistido mecánicamente para respirar, no reemplazar la función de los riñones
con equipos de hemodiálisis, no utilizar ciertas drogas como los
quimioterápicos, etcétera(6,7).
En Cortar por lo sano,
un post que hice el 28 de diciembre de 2014 en mi Blog: Mi médico de cabecera,
comentaba mis diferencias con Ezequiel Emanuel, Director del Departamento de
Bioética Clínica de los Institutos de Salud de Estados Unidos (NIH) y Director
del Departamento de Ética Médica y Políticas de Salud de la Universidad de
Pensilvania(8).
En su artículo titulado “Por qué quiero morir a los 75 años”
Emanuel comenta sus directivas anticipadas y yo argumento que “La diferencia entre Emanuel y yo es que
Emanuel apunta a resignar sus últimos días mientras que yo apunto a resignar
mis últimos años. Emanuel apunta a cortar por lo recientemente enfermo, yo a
cortar por lo sano, bien sano si es posible. Emanuel toma sus decisiones, a
partir del derrame cerebral; ahí ordena solo cuidados paliativos y le quita el
cuerpo a la tecnología.”(9,10)
Porque creo que uno debe poder morir cuando lo decide y
porque creo en la muerte, no como un acto de despecho por una vida desdichada
sino más bien como una salida decorosa de una vida digna, antes de que las
caídas, las babas, la incontinencia, las escaras nos conviertan en seres
odiados con culpa.
Por eso, creo en que “cortar por lo sano” es una forma de no
correr riesgos y no hacerle pasar horribles sinsabores y amarguras a quienes
queremos y nos quieren.
Eutanasia significa buena
muerte, morir bien.
Las directivas anticipadas son una forma muy válida de
evitar el escarnio de la medicina intervencionista, de los actos llamados en
conjunto ensañamiento terapéutico, fútiles medidas que solo conducen a “la
ciencia hizo todo lo que pudo”. Son órdenes legales de eutanasia
pasiva.
La eutanasia pasiva consiste en
suspender tratamientos por los que se puede mantener la vida, como la
respiración artificial, la hidratación, la alimentación por sonda o por catéter
o la diálisis. Está legalizada o tolerada en diferentes modalidades en países
como Francia, España y Hungría(6,11).
La eutanasia activa consiste en
provocar la muerte en forma directa, generalmente mediante fármacos. La
eutanasia activa se practica cuando la posibilidad de mantener una vida digna
es imposible. Es legal en ciertos países europeos como Bélgica, Holanda y
Luxemburgo. Bélgica fue el primer país en legalizarla en 2014(6,11).
El suicidio asistido es el acto de
poner fin a la vida por propia determinación con la asistencia de otra persona.
El suicidio asistido es legal en países como Alemania, Suecia y Suiza. En
Suiza, la muerte voluntaria asistida es legal desde 1942 y la práctica es
consentida también para ciudadanos extranjeros. Actualmente puede ser
practicado en forma legal en Alemania, Suecia, Suiza, Holanda, Bélgica,
Luxemburgo y Canadá. En Estados Unidos, es legal en 5 estados (Oregón,
Washington, Montana, Vermont y California) (6,11,12).
El suicidio asistido por el médico requiere que el médico
incumpla específicas prohibiciones así como las obligaciones generales de la
beneficencia y la no maleficencia. Dichos incumplimientos son vistos como
inconsistencias con el rol del médico como curador y brindador de confort(12).
La Argentina es un país paradójico donde por un lado
legalizamos el matrimonio igualitario y donde por otro, diariamente se mueren
mujeres por intentar el aborto en forma ilegal. Es un país donde nos llenamos
la boca de democracia pero los representantes sindicales son los mismos desde
hace cuarenta años y el día que alguien quiso revertir ese totalitarismo
mafioso no pudo porque la cámara alta, El Senado, urdió lo necesario para que
hoy sigan los mismos sindicalistas, dueños, señores y reyes de un poder que
puede hacer caer gobiernos “aunque parezca un accidente”(13).
Pensar en leyes que respeten el derecho a morir o a ayudar a
morir a quienes solo quieren decidir por su vida, parecería una utopía.
Referencias
1. Kureishi H. Lenguas sueltas. La Nación
[Internet]. 2008; Available from:
http://www.lanacion.com.ar/1043592-lenguas-sueltas
2. Wikipedia. Arthur Koestler [Internet].
Available from: https://en.wikipedia.org/wiki/Arthur_Koestler
3. Wikipedia. The Yogi and the Commissar.
Available from: https://en.wikipedia.org/wiki/The_Yogi_and_the_Commissar
4. Pace E. ARTHUR KOESTLER AND WIFE
SUICIDES IN LONDON. The New York Times [Internet]. 1983; Available from:
http://www.nytimes.com/1983/03/04/world/arthur-koestler-and-wife-suicides-in-london.html?pagewanted=all
5. Peter Osnos. The Koestler Suicide
Pact. Th Washington Post [Internet]. 1983; Available from:
https://www.washingtonpost.com/archive/lifestyle/1983/03/12/the-koestler-suicide-pact/0e322224-2438-4b89-8e10-34564a557d67/?utm_term=.be7c5eb501c1
6. La Repubblica. Il caso di Dj Fabo ha
scosso l’Italia: ecco come è disciplinato il fine vita nei vari Paesi
[Internet]. 2017. Available from:
https://www.facebook.com/Repubblica/videos/10155243033621151/?autoplay_reason=all_page_organic_allowed&video_container_type=0&video_creator_product_type=2&app_id=2392950137&live_video_guests=0
7. Cogo SB, Lunardi VL. Diretivas
antecipadas de vontade aos doentes terminais: revisão integrativa. Rev Bras
Enferm [Internet]. 2015 Jun [cited 2017 Sep 22];68(3):524–34. Available from:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26312526
8. García C. Cortar por lo sano
[Internet]. Mi médico de cabecera. 2014. Available from:
http://mimedicodecabecera.blogspot.com.ar/2014/12/cortar-por-lo-sano.html
9. EMANUEL EJ. Why I Hope to Die at 75.
2014; Available from:
https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2014/10/why-i-hope-to-die-at-75/379329/
10. Emanuel E. Por qué quiero morir a los 75
años [Internet]. 2014. Available from:
https://cosashumanas.blogspot.com.ar/2014/09/por-que-quiero-morir-los-75-anos.html
11. Meizumobile.it. Testamento biologico,
suicidio assistito, eutanasia attiva e passiva: le differenze e come funziona
[Internet]. 2017. Available from: https://www.washingtonpost.com/archive/lifestyle/1983/03/12/the-koestler-suicide-pact/0e322224-2438-4b89-8e10-34564a557d67/?utm_term=.be7c5eb501c1%0A%0A
12. Emanuel EJ, Onwuteaka-Philipsen BD, Urwin
JW, Cohen J. Attitudes and Practices of Euthanasia and Physician-Assisted
Suicide in the United States, Canada, and Europe. JAMA [Internet]. 2016 Jul 5
[cited 2017 Sep 22];316(1):79–90. Available from:
http://jama.jamanetwork.com/article.aspx?doi=10.1001/jama.2016.8499
13. Pablo Winokur. La reforma sindical de
Alfonsín: la otra ley rechazada. 2008; Available from:
http://www.parlamentario.com/noticia-60442.html
Le Suicidé
Édouard Manet
Año 1877-1881
Óleo sobre tela
Dimensiones: 38 cm x 46 cm
Un post muy educativo e interesante.
ResponderEliminarMuy buenas reflexiones, yo me siento identificado por que soy parte de ese equipo de médicos locos que mezclan su vida personal con los pacientes, van a comer, etc, tampoco estoy en contra de la eutanacia y ni del suicidio ( pero esto último no lo lo puedo decir frente a casi ningún colega).
ResponderEliminarMe hizo reflexionar mucho este artículo, otra vez, muuy bueno !!!
CHARLY , en las ultimas visitas a tu consultorio , me has comentado cosas parecidas a este articulo y estoy muy de acuerdo ,lo pase con mi mama a sus 84 anios y con 3 acv fue muy penoso para ella y para su marido , tambien para mi ,pero estoy seguro que ella quería vivir hasta su ultimo suspiro , en cambio mi papa a sus 62 me dijo ,ROBERTO , déjame morir yo vivi muy bien y no quiero seguir sufriendo , su estado de salud era muy malo entraba y salia del hospital y un dia murió a sus 62 , dijeron de un edema pulmonar , mi papa eligio morir...
ResponderEliminarTengo un amigo que cada vez que lo veo me dice yo me mato a los 70 y yo pienso ,no lo contradigo , vivi el dia a dia ,no mires la película de adelante , tal vez a los 70 sea el tipo mas feliz del mundo ,qui le sait ...
Cuando leí tu primer artículo quede sorprendida por ser 28 de Dic el nacimiento de mi madre.
ResponderEliminarPero también sumando casualidades te diré que la fecha de fallecimiento de la tia Isabel concide con la de mi cumple.
Debo respuesta a tu mail. Como verás siempre me agrada leer acá.
Hasta cuando se pueda y siempre gracias
No me gusta la eutanasia activa. Me quedo con el acompañar a bien morir , sacar el dolor y dejar evitar el ensañamiento terapéutico
ResponderEliminaren la teoria pero la verdad .. hay veces que se hace imposible .
Eliminary habra que laburar por el suicidio asistido legaal porque en la practica existe .. bastante creo al menos conoci un par
ResponderEliminarmi medica clinica.......... se jubilo el año pasado.. lo era desde 1990, se la hice dificil como si mi refunfuño fuera a modificar algo su decisión peeeerooooo quiso mantener el contacto con algunas personas.. asique cada tanto nos vamos a cafetear y hablamos de las cosas q hablabamos dentro del consultorio excepto de las cosas de consulta ja .. o sea politica .. la vida... los viajes.. y asi..
en un momento cuando estaba trabajando me comenta lo dificil q era para ella encontrar un médico clinico.. bueno al final el que la conformo pero no se si tanto...fue el que herede...
ahora le voy a mandar el mail postelectoral
Hay personas que tienen el don de morir cuando ellos lo deciden. Estoy coonvencida...
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