martes, 29 de noviembre de 2011

En las alturas

Mal agudo de montaña o apunamiento

El apunamiento o mal agudo de montaña es una condición potencialmente grave que se produce en personas que ascienden a ciertas altitudes y que depende tanto de la altura a la que se asciende como de la rapidez con la que se asciende.

Como datos de referencia:

  1. El Machu Picchu está a 2.430 m sobre el nivel del mar
  2. El campamento de la base del monte Everest, en Nepal, está a 5.360 m sobre el nivel del mar
  3. El cerro Kilimanjaro en Tanzania está a 5.895 m sobre el nivel del mar
El mal agudo de montaña incluye un espectro de condiciones que, de menor a mayor gravedad comprenden:

  • Cefalea (dolor de cabeza) de altitud
  • Mal agudo de montaña
  • Edema pulmonar y cerebral de montaña
 
Cefalea de altitud

Es un dolor de cabeza que se produce dentro de las 24 horas del ascenso por encima de los 2.500 m y se resuelve dentro de las 8 horas después del descenso.
El cuadro empeora durante la noche y con el ejercicio y frecuentemente responde a los analgésicos comunes como ibuprofeno (400 a 600 mg) o paracetamol (500 a 1.000 mg).
Como su causa es la deshidratación aguda producida por el ejercicio y la hiperventilación es importante asegurarse una buena hidratación.

Consejos:

  1. Ascienda gradual y lentamente
  2. Tome líquidos durante el ascenso
  3. Si le duele la cabeza tome 400 a 600 mg de ibuprofeno o 500 a 1.000 mg de paracetamol y abundante líquido
  4. Si el cuadro no cede puede ser necesario descender unos 300 a 1.000 m
  5. Un último y muy efectivo recurso es la administración de oxígeno a 2 L por minuto

Mal agudo de montaña o apunamiento

Es un cuadro más complejo caracterizado por al menos uno de estos síntomas:

  1. Náuseas o vómitos
  2. Fatiga
  3. Mareos
  4. Dificultad para respirar
Se produce dentro de las 6 a 12 horas luego de arribar a una altitud importante y se resuelve en el lapso de 1 a 3 días después del descenso.

Su ocurrencia y/o gravedad dependen de la susceptibilidad propia de quien lo padece, su falta de costumbre a las alturas y como siempre, de la velocidad con que se asciende y la altura a la que se asciende.

Para los casos leves se aconseja:

  1. Detener el ascenso
  2. Descansar
  3. Hidratarse
  4. Tomar 400 a 600 mg de ibuprofeno o 500 a 1.000 mg de paracetamol
Si no mejora:

  1. Descender de 300 a 1.000 m
  2. Tomar abundante líquido
  3. Tomar 400 a 600 mg de ibuprofeno o 500 a 1.000 mg de paracetamol
Si aun así no mejora puede ser necesario el uso de diuréticos y corticoides. La atención médica es aconsejable pero de no disponerse de la misma:

  1. Tomar un comprimido de 40 mg de Deltisona B® o Cortipyren®
  2. Tomar un comprimido de 250 mg de acetazolamida (Matro® 250) cada 12 horas

Edema pulmonar y cerebral de montaña

Este cuadro es mucho más raro pero grave. Se produce en pacientes que presentaron apunamiento previo y puede ocurrir hasta después de los tres días del ascenso pero puede también desarrollarse tan  precozmente como 12 horas luego de arribar a una altitud importante. Siempre requiere tratamiento médico.
Incluye los siguientes síntomas:

  1. Falta de aire estando en reposo
  2. Coloración azulada de la piel
  3. Confusión
  4. Tos
  5. Expectoración con sangre
  6. Marcha tambaleante o imposibilidad de caminar
Su tratamiento debería ser supervisado por un médico y requiere:

  1. Descenso inmediato acompañado e idealmente siendo transportado
  2. Administración de oxígeno en dosis de 2 a 4 L/minuto
  3. 8 mg de dexametasona por vía intravenosa (Dexametasona® o Fadametasona® 8 mg)
  4. La nifedipina es una droga que disminuye la presión pulmonar y el edema. Están indicados 30 mg de nifedipina de liberación sostenida dos veces por día (Nifed Sol® 30 mg o Adalat Oros® 30 mg).
  5. Nebulizaciones con salbutamol (Salbutol®, Microterol®, Ventolin®) 

Medidas preventivas

  1. Recuerde que el cuadro depende tanto de la altura a la que se asciende como de la velocidad con que se asciende.
  2. Evite los ascensos rápidos
  3. Tome abundante líquido
  4. Recuerde que si el cuadro aparece las mejores medidas son el descenso, la hidratación y los analgésicos (ibuprofeno o paracetamol)
  5. Si existiera una razón por la que no se puede evitar el ascenso más o menos rápido y a alturas superiores puede ser necesaria, desde el día antes y hasta 48 horas después, la toma de un diurético acetazolamida (Matro® 250) que viene en comprimidos de 250 mg y debe tomar medio comprimido cada 12 horas desde el día antes y hasta 48 horas después del descenso.
Notas importantes:

Recuerde que si es una persona mayor, toma medicamentos y tiene condiciones serias (obesidad, diabetes, insuficiencia cardíaca, enfermedades pulmonares, insuficiencia renal, etc) muy probablemente no deba hacer estos ascensos.
No aconsejo portar medicamentos sin prescripción médica y en todos los casos es conveniente la consulta médica antes de realizar este tipo de viajes.
Los ascensos a alturas importantes y particularmente ascensos rápidos son prácticas casi profesionales que requieren instrucciones y medidas especiales. Seguramente, en estos casos, llevar o disponer de los medicamentos mencionados en estos consejos puede ser de utilidad.
... 
                           VI


Entonces en la escala de la tierra he subido 
entre la atroz maraña de las selvas perdidas 
hasta ti, Machu Picchu. 
Alta ciudad de piedras escalares, 
por fin morada del que lo terrestre 
no escondió en las dormidas vestiduras. 
En ti, como dos líneas paralelas, 
la cuna del relámpago y del hombre 
se mecían en un viento de espinas.

Madre de piedra, espuma de los cóndores.
Alto arrecife de la aurora humana.
Pala perdida en la primera arena.
Ésta fue la morada, éste es el sitio: 
aquí los anchos granos del maíz ascendieron 
y bajaron de nuevo como granizo rojo.

Aquí la hebra dorada salió de la vicuña 
a vestir los amores, los túmulos, las madres, 
el rey, las oraciones, los guerreros.

Aquí los pies del hombre descansaron de noche 
junto a los pies del águila, en las altas guaridas 
carniceras, y en la aurora 
pisaron con los pies del trueno la niebla enrarecida, 
y tocaron las tierras y las piedras 
hasta reconocerlas en la noche o la muerte.

Miro las vestiduras y las manos, 
el vestigio del agua en la oquedad sonora, 
la pared suavizada por el tacto de un rostro 
que miró con mis ojos las lámparas terrestres, 
que aceitó con mis manos las desaparecidas 
maderas: porque todo, ropaje, piel, vasijas, 
palabras, vino, panes, 
se fue, cayó a la tierra.

Y el aire entró con dedos 
de azahar sobre todos los dormidos: 
mil años de aire, meses, semanas de aire, 
de viento azul, de cordillera férrea, 
que fueron como suaves huracanes de pasos 
lustrando el solitario recinto de la piedra. 
 

PABLO NERUDA
Alturas de Machu Picchu 


Buen viaje. Tome lindas fotos y ascienda despacio!

jueves, 24 de noviembre de 2011

Consejos para viajes largos en avión

Estimado doctor:

Estamos planeando un viaje de unos 10 días a Japón y quisiéramos saber si tenemos que hacer algo o tiene alguna recomendación en particular. Muchos cariños. Alberto y María Paz.

Estimados Alberto y María Paz:

Existen varias recomendaciones que pueden ser de utilidad para viajes en general y algunas para viajes en particular como en su caso, que viajan a Japón, para prevenir los trastornos del sueño o quienes viajan a alturas como el Macchu Picchu para prevenir el mal de montaña (que nosotros conocemos como apunamiento).

Pero, como ustedes viajan a Japón me limitaré a darles las recomendaciones para viajes en general y para Japón en particular.

Recomendaciones para viajes en general

  • Es bueno que lleven con ustedes (no en el equipaje despachado, sino en el de mano) una lista de los problemas médicos que tienen y las medicaciones que toman. Yo les puedo hacer este breve resumen en español e inglés lo que les servirá para la mayoría de los viajes. En caso de tener alergias mayores1 y conocidas a medicamentos y/o alimentos también deben ser especificadas.
  • Los pacientes con antecedentes de infarto de miocardio (corazón) no complicado o a quienes se les realizó una intervención coronaria como un bypass o la colocación de un stent2 no deben viajar hasta al menos dos a tres semanas del evento. La angina inestable3 es una contraindicación para los viajes en avión; la angina estable4 es generalmente bien tolerada durante los vuelos.
  •  Un accidente cerebrovascular dentro de las dos semanas anteriores es una contraindicación para viajar.
  • Pacientes con enfermedades cardiopulmonares serias pueden comprometerse severamente por una pequeña disminución de la presión de oxígeno que ocurre a bordo de los vuelos comerciales y deben ser evaluados para una eventual necesidad de suministro de oxígeno durante el viaje.
  • Los viajes prolongados aumentan 2 a 4 veces el riesgo de tromboembolismo venoso5. Moverse durante el viaje, hidratarse y utilizar medias elásticas de compresión por debajo de la rodilla pueden ayudar a prevenir el tromboembolismo venoso (véase abajo: Recomendaciones para prevenir el tromboembolismo venoso).
  •  Los pacientes con infecciones respiratorias significativas (como neumonía y tuberculosis) no deberían viajar. Los viajes aéreos están contraindicados en pacientes con sinusitis severas, cirugía facial reciente o epistaxis recurrente severa6. Los pacientes con infecciones respiratorias altas7 que no pueden evitar volar pueden beneficiarse del uso de descongestivos nasales o aerosoles nasales que contengan un vasoconstrictor8 utilizado 30 minutos antes del descenso.
  •  Los pacientes deberían posponer los viajes al menos 10 a 14 días luego de procedimientos quirúrgicos abiertos9. Los pacientes a quienes se les ha realizado una colonoscopia10 con polipectomía11 deberían esperar al menos 24 horas para volar.
  •  Los pacientes con hemoglobina por debajo de 8,5 g/dL12 deberían generalmente recibir oxígeno durante el viaje a menos que la anemia sea conocida y bien tolerada.
  • El buceo reciente aumenta el riesgo de desarrollar síndrome de descompresión13 por lo que deberían esperar unas doce horas para volar luego de su última sumersión; quienes han realizado múltiples sumersiones o sumersiones que requieren paradas de descompresión14 deberían esperar 48 horas antes de volar.

Recomendaciones para prevenir el tromboembolismo venoso

  1. Muévase y camine cada hora o cada dos horas.
  2. Evite las ropas ajustadas (cinturones).
  3. Flexione y extienda los tobillos y rodillas periódicamente durante el viaje; evite cruzar las piernas; cambie frecuentemente de posición mientras está sentado.
  4. Consuma líquidos frecuentemente para evitar la deshidratación.
  5. Evite los agentes que favorecen la inmovilización (sedantes, hipnóticos, bebidas alcohólicas).
  6. Utilice medias elásticas por debajo de la rodilla.

Recomendaciones para el viaje a Japón de Alberto y María Paz

Quienes atraviesan varias zonas horarias (cinco o más) pueden sufrir lo que se llama “jet lag” (retraso del jet en traducción literal) que es un retraso en el “reloj corporal” o ritmo biológico con que el organismo se adapta al medioambiente. El ritmo del sueño se altera particularmente lo que produce cambios en el funcionamiento físico y mental.

El jet lag es diferente de la fatiga común de los viajes que suele resolverse con un buen descanso.

Como ejemplo, el “reloj corporal” controla la secreción de melatonina13 por la glándula pineal14, un factor interno importante y la luz, factor externo, inhibe su secreción.

Los factores externos acomodan gradualmente este “reloj corporal” pero, de todas formas, un cambio rápido a través de las zonas horarias puede hacer que estos cambios lleven más tiempo.

Este reajuste y resincronización del reloj corporal puede tomar una hora diaria cuando se viaja hacia el este y una hora y media diaria cuando se viaja hacia el oeste.

Prevención y tratamiento

Las medidas que maximizan las señales externas (del medioambiente) “empujan” el reloj hacia el ritmo normal al destino y pueden comenzarse al momento o posiblemente antes de partir. La exposición a la luz es el factor más importante: después de un viaje hacia el oeste (si viaja a Japón vía Oceanía) los viajeros deben permanecer despiertos durante las horas diurnas en el destino y tratar de dormir cuando oscurece; después de un viaje hacia el este (si viaja a Japón vía Europa) los viajeros deben tratar de permanecer despiertos pero deben evitar la luz de la mañana y estar afuera lo más posible durante la tarde. Esto ayudará a ajustar el reloj corporal y activar la secreción propia de melatonina en las horas apropiadas. Otras señales pueden reforzar esto:

  • Coma a las horas que uno come usualmente en el destino (si uno almuerza a las 12 almuerce a las 12 en Japón).
  • Haga ejercicio.
  • Haga tours en los horarios donde la exposición a la luz es como indiqué anteriormente.

Administración de melatonina (Melatol®) exógena

La melatonina redujo el “jet lag” en varios ensayos y el beneficio parece ser mayor cuanto más husos horarios se cruzan.

Dosis

La mayoría de los estudios utilizaron dosis de 5 mg. La dosis recomendada es 2 a 3 mg antes de acostarse el día del viaje cuando viaja hacia el este y por cuatro días luego del arribo en todos los casos (si viaja hacia el oeste, no es necesario empezar antes del viaje sino cuando ya está en destino).

  • Los viajeros que cruzan cinco o más husos horarios se pueden beneficiar del uso de melatonina, especialmente si han experimentado jet lag en viajes previos. También es razonable que la utilicen quienes hacen su primer viaje si el jet lag puede interferir en forma importante sus actividades en destino (horarios preestablecidos, trabajo, conferencias).
  • El uso de melatonina para el jet lag en niños no ha sido estudiado y, por lo tanto, no puede recomendarse.
  • Se recomienda tomar 2 a 3 mg de melatonina 30 minutos antes de acostarse el día antes del viaje cuando se viaja hacia el este; todos los adultos pueden tomar melatonina 30 minutos antes de acostarse en el destino (los que viajan vía este y oeste) por cuatro días en el lugar de destino. Es mejor evitar el uso de alcohol cuando se toma melatonina.

Los hipnóticos o tranquilizantes de vida corta pueden mejorar la calidad y el tiempo de sueño mientras que las bebidas energizantes o para mantenerse despierto pueden reducirlos. Algunos pasajeros pueden encontrar que los beneficios son sobrepasados por los efectos adversos. Además, durante el viaje, es conveniente evitar el sueño y la inmovilidad prolongados (véase arriba: Recomendaciones para prevenir el tromboembolismo venoso).




Notas:

La mejor evidencia de la utilidad de la melatonina es en la situación antes descripta. No está demostrado que tenga utilidad para el tratamiento de otros trastornos del sueño.

El uso de benzodiazepinas de vida corta como el alprazolam es común y puede ser de utilidad.

Las benzodiazepinas hipnóticas como el zolpidem (junto con la melatonina) tomadas antes de viajar y por cuatro días en el destino pueden mejorar la calidad del sueño.

Presentaciones comerciales y marcas de melatonina

La melatonina está ampliamente difundida y puede ser adquirida en forma libre y hasta por Internet. En algunos países puede ser comprada hasta como suplemento dietario que no requiere prescripción, no está patentada y pocos estudios tienen fundamento científico.
Existen múltiples nombres y formas comerciales. La más conocida o difundida es  Melatol®.  Se expende en forma de comprimidos ranurados en cajas de 10, 15, 30, 40 y 60 unidades y el precio actual sin descuento es de alrededor de $ 1 por comprimido (fecha: 24 de noviembre de 2011)

Glosario

  1. Alergias mayores. Son episodios graves ante la ingesta de un medicamento o alimento que incluyen hinchazón súbita y enrojecimiento de la cara y dificultad para respirar. No incluyen episodios leves como ronchas o picazón de la piel.
  2. Stent. Es un tubito que se introduce en las arterias para abrir su luz y desobstruirlas.
  3. Angina inestable. Es el dolor de pecho de origen cardíaco que ocurre en reposo, ante esfuerzos mínimos como vestirse o que cambia rápidamente de modalidad como por ejemplo en quienes lo experimentaban ante determinados esfuerzos como subir cuatro pisos por escalera y comienzan a experimentarlo ante menores esfuerzos como subir un piso o caminar unos metros.
  4. Angina estable. Es el dolor (generalmente de pecho) de origen cardíaco que ocurre ante determinados esfuerzos (nunca en reposo) como caminar un determinado número de cuadras o subir determinada cantidad de pisos por escalera.
  5. Tromboembolismos venosos. Es la coagulación de la sangre dentro de las venas. De estos coágulos se pueden desprender pequeños fragmentos que se enclavan en vasos sanguíneos del pulmón y producen lo que se conoce como tromboembolismo pulmonar que, dependiendo del tamaño del coágulo enclavado puede ocasionar la muerte. El tromboembolismo venoso es raro en personas jóvenes y sanas pero puede ocurrir y es más frecuente en personas con factores de riesgo como la obesidad
  6. Epistaxis recurrente severa. Sangrado de nariz importante y que se repite frecuentemente.
  7. Infecciones respiratorias altas. Catarros y resfríos.
  8. Vasoconstrictor. Sustancia que contrae los vasos nasales evitando la congestión. Deben ser utilizados con consejo del médico y siempre en tiempos muy limitados puesto que están destinados a aliviar los síntomas y no a resolver el problema. Su utilización por tiempo prolongado causa acostumbramiento y efectos adversos como control inadecuado de la presión arterial en pacientes hipertensos.
  9. Procedimientos quirúrgicos abiertos. Cirugías en las que se abre el abdomen o el tórax, por ejemplo.
  10. Colonoscopia. Endoscopía del intestino grueso.
  11. Polipectomía. Resección de pólipos en la colonoscopia.
  12. Hemoglobina por debajo de 8,5 g/dL. Anemia, cantidad insuficiente de glóbulos rojos que conlleva un transporte inadecuado de oxígeno a los tejidos y en los que la falta de oxígeno externo, como puede ocurrir en los aviones, produce o agrava los síntomas.
  13. Enfermedad por descompresión. En los ascensos rápidos por diferencias de presión en los tejidos se pueden formar burbujas de gas que pueden obstruir los vasos sanguíneos y provocar embolias por gas.
  14. Paradas de descompresión. Ascensos graduales de la profundidad para evitar los bruscos desequilibrios de presión y la embolia gaseosa.

 ¡Que tengan un buen viaje!

martes, 8 de noviembre de 2011

Cansancio y vitaminas

No pocas veces, más bien diría muchas veces, me consulta alguna paciente (quienes consultan por esto suelen ser mujeres) diciéndome: 

-Doctor me siento muy cansada ¿No cree que me harían falta vitaminas?

Le suelo responder y les digo a todos, varias cosas:
  1. La primera causa de cansancio (y la segunda y la tercera y la cuarta) suele ser el cansancio mismo
  2. Las vitaminas no mejoran el cansancio
  3. La gente que tiene acceso a la comida suele tener cubiertas sus necesidades de vitaminas
  4. Quienes necesitan vitaminas son los que necesitan comer y en general no tienen plata para ir a la farmacia y comprarse vitaminas envasadas, en latitas bien pintadas, everfescentes y con gustos a frutas (del bosque, de naranja, de maracuyá)
  5. La vitaminas no son innocuas
  6. La antioxidación (es decir los antioxidantes) antioxidan, es cierto, pero el "antioxidarse" no sólo no alarga la vida sino que a veces la puede acortar
  7. Las vitaminas no previenen los resfríos ni nos sacan de problemas, excepto al genio que logró instalar que la vitamina C los previene que seguramente se resfría mucho menos porque de marzo a septiembre vive en el norte y de septiembre a marzo en el sur y las vitaminas lo llenaron de satisfacciones
-Señora -le pregunto: ¿Me cuenta cómo es su día?
-Me levanto, a las seis menos cuarto...
-Disculpe que la interrumpa. ¿Dónde se levanta?
-¿Cómo dónde?
-Me refiero a su domicilio señora ¿Dónde vive?
-Ah, en Morón (aclaro que este diálogo es en Almagro)
-Disculpe, continúe señora
-Levanto a los chicos, los visto, les preparo el desayuno, los llevamos con mi marido al colegio, mi marido me deja a una cuadra de la parada del colectivo que tomo para ir al colegio...
-¿Usted va al colegio señora?
-Soy maestra doctor...
-Disculpe... ¿Me decía?
-Llego al colegio donde doy clases hasta las doce, me voy a otro colegio hasta las cinco de la tarde, paso por lo de mi suegra que fue a buscar a los chicos al colegio, dicho sea de paso, la pobre también debe necesitar vitaminas porque está cansada, me voy a casa con los chicos, llegamos a las siete, les doy la leche, les hago hacer los deberes, preparo la comida y la ropa para el día siguiente. A las nueve llega Mariano, mi marido, a las nueve y media comemos, acuesto a los chicos, pongo la ropa en la lavadora...
-Señora, disculpe, pero casi me estoy cansando yo con lo que me cuenta. No pretendo aconsejarle que cambie de vida porque la mayoría no puede hacerlo, soy consciente. Pretendo sólo que me entienda que con vitaminas no solucionaré sus problemas.

Este diálogo es ficticio pero no tanto. En mi vida de médico, palabras más, palabras menos lo he tenido decenas de veces (varias decenas).

Repito, la primera causa de cansancio es el cansancio, no es la falta de vitaminas. Y hay crecientes evidencias de que quienes toman suplementos dietarios que contienen vitaminas, aminoácidos y otras cosas no viven mejor... ni más.

De los resfríos hablaremos en invierno, de las abuelas que "trabajan de abuelas", ya hablaremos. Y también hablaremos del Alzheimer, y de qué ocurre en un hogar cuando un anciano tiene trastornos cognitivos.

Pero no me pidan más vitaminas para que se les vaya el cansancio porque me cansan...

Bibliografía:
Vitamin Supplements Associated With Increased Risk for Death
Arch Intern Med. 2011;171:1625-1633,1633-1634.

Y varias publicaciones más

Nota de Opinión: Los alertas por si acaso, la sensibilidad y especificidad de la herramienta y la fábula del pastorcito mentiroso

Carlos García*


Hace unos días, un alerta sanitario, originado en el Ministerio de Salud y difundido por centenares de organizaciones rezaba:

“Ante el ingreso a nuestro país de visitantes (sic) motivado por el evento “Copa América” que actualmente se juega en varias provincias, el Ministerio de Salud de la Nación alerta al personal de salud ante posibles casos sospechosos de Sarampión e instan a prevenir casos de sarampión-rubéola…”. 

Me pregunté, en primer lugar, si el alerta era racional y traté de imaginar en qué estaba fundado y en sus posibles consecuencias. Consulté a mi amigo Jerónimo Cello, virólogo del Department of molecular Genetics and Microbiology, School of Medicine, State University of New York at Stony Brook, también experto en bioseguridad a quien suelo consultarle sobre la pertinencia de estas medidas adoptadas por nuestras autoridades sanitarias.

Su respuesta fue:

Charly, la advertencia está basada, estimo, en un par de casos de sarampión adquiridos por argentinos que visitaron Sudáfrica por el mundial de fútbol. En ese momento en Sudáfrica había un brote de sarampión o hay casos frecuentes debido a deficiencias en el sistema de vacunación. Entonces, estimo que  el Ministerio abre el paraguas y dice: Viene gente de países limítrofes; asumen que pueden estar infectados por dichos virus (aunque no tengo información de que haya brotes en los países de donde provienen los hinchas), es un campeonato de fútbol; coligen fútbol en Sudáfrica, sarampión, fútbol en Argentina, sarampión y todo eso los lleva a hacer estas recomendaciones. Mi experiencia en el Instituto Malbrán es que hay poca gente entrenada en diferenciar las exantemáticas; en general lo eran  los médicos veteranos que habían visto muchos casos. ¿Cuántos casos de sarampión o rubéola viste vos, con todo respeto? Me parece que van hacer más daño que bien con esas recomendaciones. Un abrazo, Jerónimo

Pensé que es cierto, que he visto muy pocos casos en mis treinta años de médico de un hospital porteño de comunidad; pensé que las falencias de detección, en este caso el conocimiento médico no se cubren bajando el umbral del potencial detector (el médico), diciéndole que ante cualquier duda piense en sarampión sino difundiendo claves para detectarlo, porque a alguien que pretende cazar perdices y nunca vio perdices no se le debe decir que piense que todo bicho que pasa volando puede ser perdiz y dispare; pensé en todas las consultas inapropiadas, que pueden generar estos alertas; en que una picadura de mosquito podrá generar una consulta preventiva, una vacunación exagerada y una utilización innecesaria de recursos necesarios y escasos. Pensé que las autoridades, como dice Jerónimo, abren el paraguas y que abrir el paraguas no es gratis ni inocuo. Pensé que lo mismo pasaba con los alertas meteorológicos. ¿Se acuerdan cuán raros eran antes los alertas meteorológicos? Pero, claro, un día cayó granizo, rompió vidrios, abolló autos y llenó cabezas de chichones. Un pueblo tremendamente consciente de sus derechos gritó que “Estas cosas no pueden suceder”, como si en este mundo globalizado e imprevisible no fuera todo, absolutamente todo, posible, como si un noruego alterado no hubiera tomado un M-nosécuanto para atormentar la calma nórdica, llevándose puestos a decenas de compatriotas, como si un volcán no le cambiara la temporada a miles de turistas y la vida a decenas de miles de ciudadanos, como si un tsunami no se cargara decenas de miles de japoneses, como si Argentina, con Messi y en su cancha no pudiera haber sido pasada a mejor vida por Uruguay, como si… Una de las primeras exclamaciones auto-exculpatorias ante un hecho inesperado y brutal suele ser "Esto no puede ocurrir".

Entonces, ante estos beligerantes conocedores de sus derechos, ¿Qué hacen nuestras inexpertas autoridades? Alerta meteorológico “pa todo el mundo”  ante la menor amenaza de lluvia; alerta sanitario “pa todo el mundo” ante cualquier evento futbolístico que implique migraciones, por ese sabio principio básico de que fútbol más migración es igual a sarampión.

Pensé en la fábula del pastorcito mentiroso que bajaba al pueblo gritando desesperado que los lobos le comían las ovejas y se escondía para reírse cuando los pobladores comedidos subían a espantar a los lobos que jamás encontraban y encontraban en cambio a las ovejas tranquilamente paciendo hasta que un día, el día que, efectivamente, los lobos le comieron sus ovejas, nadie le creyó y no fueron a socorrerlo.
Técnicamente, eso se llama aumentar la sensibilidad y disminuir la especificidad. La sensibilidad de una herramienta diagnóstica es la capacidad de detectar la enfermedad, es decir que no se le escapen los casos enfermos. La especificidad es su capacidad de que cuando dice que alguien está enfermo, esté realmente enfermo de eso que dice. Una herramienta sensible y específica te dice: "Cuando yo te digo que aprietes el pomo que es carnaval, apretá el pomo que es carnaval" (más de una vez habrán oído este dicho).

Trasladado a los alertas meteorológicos y sanitarios, aumentar la sensibilidad significa que el día que caiga granizo nos hayan dicho que iba a caer granizo y el día que "caiga" sarampión nos hayan dicho que iba a “caer” sarampión. Pero claro, al costo de que ante una pequeña llovizna nos metamos todos en nuestras casas y guardemos todos los autos y de que por unos casos esporádicos de sarampión, que venían de un partido de fútbol en un país que tenía un brote de sarampión, estando su población insuficientemente inmunizada, asociemos fútbol y extranjeros con sarampión y ante cualquier picado “extrememos medidas precautorias” como gustan decir los políticos de micrófono fácil y lectura escasa (lectura científica digo, porque al pueblo vaya si lo leen. Hasta el alma le leen estos pícaros).
"Bueno, nada", como dicen los jóvenes. Se me ocurrió que somos un país joven, latino e inmaduro y que, probablemente tengan que pasar unos miles de años más para que aparezcan políticas sanitarias racionales, que trasciendan los gobiernos y las emociones de turno.

Mientras tanto sigamos abriendo paraguas meteorológicos y sanitarios. Cada tanto, los lobos nos van a comer las ovejas porque nadie nos creyó. 

Escribí esta nota el 25 de julio de 2011 y me fui corriendo a guardar el coche porque ese día anunciaban un granizo que no cayó. Ahora, la estoy revisando un 9 de agosto de 2011 y el diario La Nación titula: Dramático relato de un argentino: “Londres está siendo literalmente saqueada”.


*Médico de Familia del Hospital Italiano de Buenos Aires - carlos.garcia@hospitalitaliano.org.ar
Publicado en EVIDENCIA - Actualización en la Práctica Ambulatoria - Julio / Septiembre 2011